La primera media hora fue un escándalo. Lamine dio una exhibición ante un Atlético superado por la potencia blaugrana. En la segunda, los colchoneros subieron el punto de intensidad y energía y la exhibición la siguió Pedri. El Barça demostró tener oficio y diversos registros. Supo defender cuando debía y atacar cuando lo necesitaba. Fue un justo finalista. La Copa espera en Sevilla después de una semifinal impresionante en la ida y un encuentro sólido en la vuelta. Un Clásico a finales de abril.
Lamine sabe que le esperan en los partidos gordos. Lo sabe a sus 17 años. Y es un peligro constante. El Madrid ha comprado al sustituto de Messi y el Barça lo tiene. Los blancos apostaron por Mbappé para iniciar una era sin Leo y los blaugrana subieron a los 15 años a un chaval mágico capaz de ilusionar como lo hizo el mejor jugador de la historia en sus inicios. Lamine Yamal fue un espectáculo porque su fútbol está lleno de eso, de capacidad de intimidación, de peligro. Y, además, con un fútbol solidario, dando pases a sus compañeros. Uno, genial: el que le cedió a Ferran para que el tiburón marcara un gol decisivo. Torres también se está saliendo en esta recta final en la que se necesitan goles como el del Metropolitano.
El Atlético se vio superado por los blaugrana en la primera parte. Simeone ordenó tres cambios y entraron Galán, Lenglet y Sorloth buscando mejor salida del balón en defensa y más mordiente delante. Cambió el escenario y el dominio. Flick puso enseguida a Araujo para controlar la fortaleza aérea del delantero centro rojiblanco y apostó por poner más tono defensivo y fuerza en el mediocampo con Eric. El Barça supo defender bien. El Atlético no fue capaz de disparar ni una sola vez entre los tres palos. Ni un tiro a portería en todo el partido. Y cuando el Barça sufría, volvió a aparecer Pedri. El canario, junto a Lamine, fueron los héroes del Metropolitano y una parte fundamental de la clasificación de un equipo que está a un gran nivel, con muy buen fútbol y que ha logrado contagiar un tono de ganador al barcelonismo. El Clásico espera en Sevilla: será una maravilla.