De Ferrari conocemos, sobre todo, los legendarios automóviles de Fórmula 1, o los súperautos más distinguidos. Sin embargo, todo lo que produce es espectacular, empezando por el complejo futurista de excepcional arquitectura donde se fabrican sus bólidos de lujo: un verdadero "laboratorio" que ha obtenido la clasificación "Mejor Lugar para Trabajar" en Europa.
¿Y qué tal si el mundo entero en realidad está equivocado en lo tocante al origen de la fascinación que ejerce la marca Ferrari? Hay muchísimas personas que piensan que el hechizo proviene de un tono de rojo en particular, o del diseño curvilíneo de sus modelos. Otros piensan que es una consecuencia de la dominación que han tenido los monoplazas en las competencias de Fórmula 1, o bien en su omnipresencia dentro de la cultura pop.
Nosotros aprovechamos para emitir otra hipótesis: la fuente de toda esta fascinación es un lugar al que sólo tienen acceso los compradores o los empleados de la casa del caballito rampante. Situada en Maranello, en la provincia italiana de Módena, el "campus Ferrari", como le llaman los visitantes frecuentes, no nada más es la sede social de la marca, su fábrica principal y su laboratorio de investigación. Sobre todo, encarna todo aquello que hace de Ferrari "la marca más fuerte del mundo", según la clasificación anual de Brand Finance: el fabricante italiano está muy por delante de grupos de grandes dimensiones como Google, Coca-Cola o Hermès.
- La "fórmula hombre"
El ex presidente de Ferrari y de Fiat, Luca di Montezemolo, le dio un nombre a dicha alquimia: "Formula Uomo" ("fórmula hombre"). Muy apropiado, porque al mismo tiempo que ubica al hombre como centro de toda una industria, se sirve de él como argumento de marketing. "Para fabricar los autos más hermosos del mundo, debemos contar con los mejores obreros del mundo y con las mejores condiciones de trabajo del mundo", solía decir este empresario cuya trayectoria profesional simboliza el crecimiento de la marca hasta alcanzar el poderío. Montezemolo fue asistente del fundador, Enzo Ferrri, fallecido en 1988, y también es el creador de Italia Futura, un think tank dedicado a reflexionar sobre los rumbos que tiene por delante el país. El concepto de "Formula Uomo" cobra sentido desde que el visitante recorre el camino de entrada, bordeado de árboles, el cual los empleados transitan en bicicleta. Las diferencias entre los distintos edificios saltan a la vista: cada parte de este complejo es obra de un arquitecto famoso.
Jean Nouvel proyectó la fábrica de ensamblaje; Renzo Piano, el taller donde está el túnel de viento; Marco Visconti, la planta de fundición de motores y el comedor, y Jean-Michel Wilmotte diseñó los planos de las nuevas oficinas de la Scuderia, que actualmente se están construyendo. Las superficies de cristal del centro de investigación y desarrollo son obra del italiano Massimiliano Fuksas.
- Showroom ecológico
Esta fábrica nació, en realidad, en un terreno de 17,000 m2 en donde antiguamente Enzo Ferrari preparaba los Alfa Romeo de propietarios privados para que estuvieran listos para competir. Ahora esto es un showroom gigante, de 150,000 m2. "Todo tiene que ser bello –dice Jean Todt, ex director deportivo de Ferrari; él era el gerente a cargo tanto de la dirección deportiva como de la producción industrial–. Yo tengo manía por la limpieza. A veces iba de improviso a la fábrica y montaba un drama si veía una colilla de cigarrillo tirada en el piso".
Consciente de que los autos deportivos contaminan más que los autos de ciudad, la marca produce gran parte de la electricidad necesaria para su funcionamiento, gracias a la instalación de paneles solares. En el corazón mismo de la fábrica de ensamblaje, hay jardineras con plantas verdes y un jardín de bambú para purificar el aire, y al mismo tiempo, la excelente iluminación natural y el sistema de reducción de ruido contribuyen a minimizar la fatiga y, por lo tanto, el riesgo de accidentes. El comedor está diseñado para animar a la gente a relacionarse, y además los empleados cuentan con atención médica gratuita. Actualmente, en este lugar trabajan alrededor de 2,900 personas, y el Financial Times lo ha designado como "the best place to work in Europe". Aquí se ensamblan entre 15 y 20 vehículos cada día.
- Un lujo redituable
La marca tiene mucho cuidado de no vender más allá de 7,500 autos al año, en cerca de 200 puntos de venta. Después de desprenderse de más de 200,000 euros, los nuevos propietarios deben esperar hasta dos años antes de poder escuchar el rugido del motor de su flamante bólido; es una perspectiva un tanto desalentadora, pero que ciertamente refuerza la impresión de haber ingresado al círculo del gran lujo. Esta política va de la mano con una iniciativa al parecer opuesta, en tanto se refiere a la producción cada vez mayor de objetos con la imagen de la marca, los cuales se venden a razón de 95 por minuto. Y la fórmula funciona, de hecho: tras la inversión de 200 millones de euros que la compañía ha venido haciendo desde 1997 para transformar el campus de Ferrari, las ganancias de la compañía se han multiplicado por diez. Hay un departamento de "scouting" dedicado a identificar el talento potencial que podría trabajar aquí en un futuro; la casa incluso tiene un programa de colaboración con la universidad de Oxford para desarrollar el software de sus automóviles. Uno de los signos más evidentes de su éxito actual es que en 2013 creó 250 nuevos empleos en Italia, y se prevé que para 2016, al menos un centenar de obreros podrán optar por ascensos para reubicarse como empleados "de cuello blanco", lo cual demuestra su capacidad de adaptación. En otoño de 2013, incluso, un trabajador de la planta le relató a un periodista de Échos, sin ocultar su placer, cómo el presidente Luca di Montezemolo le había vendido un Ferrari al director de Volkswagen, luego de una simple visita amistosa a sus instalaciones.
- Una cadena de montaje purificado
En el blanco e inmaculado edificio, concebido por el arquitecto francés Jean Nouvel, nacen entre 15 y 20 Ferraris cada día. Hay un cronómetro que orquesta el ensamblado de cada elemento. En esta imagen podemos ver la línea de montaje de los autos V8, que son los modelos más vendidos de la marca. El piso blanco contribuye a tranquilizar los nervios y el sistema de reducción de ruido hace que el uso de protección auditiva sea innecesario.
- El obrero experimentado
En esta estación se lleva a cabo la instalación de los 30 km de cables que necesita cada Ferrari. Las estructuras deslizantes trasladan los autos de una estación a otra, y cada una puede adaptarse a la estatura del trabajador. En el campus de Ferrari, la edad promedio de los trabajadores es de 38 años, y el 60 por ciento cuenta con un título universitario. Un "colegio de especialización" en la misma planta les permite consolidar su formación en el transcurso de un año, y en 2012 se instauró un sistema de recepción de ideas y sugerencias, bautizado como Pole Position Evo. Como resultado, se han formulado 3,000 propuestas de mejora, 56 por ciento de las cuales provienen de los obreros. En vista del excelente comportamiento financiero del Grupo, en 2012 se otorgó a los empleados de Ferrari un incentivo equivalente a tres meses de salario.
- El taller de alta costura
Como en los talleres de Prada, una costurera cuida que las piezas de piel de primera calidad de Poltrona Frau (la célebre casa italiana especializada en recubrimientos de piel para interiores automotrices) queden impecablemente unidas. Abajo, un tapicero coloca el recubrimiento de piel de color rojo en el interior del maletero del Ferrari FF, el elegante sitio de descanso de cuatro plazas y cuatro ruedas, mientras que un colega suyo fija el módulo de la salpicadera.
- Convivir con el equipo
El recinto del comedor es como una cantina; fue diseñado por Marco Visconti precisamente para fomentar la convivencia entre los empleados, y de hecho las mesas no son rectas, sino que están dispuestas en zig-zag para incitar al diálogo.
- El fitness antiestrés
Cada año, Ferrari invierte cuatro millones de euros en el bienestar de sus empleados y les otorga, de manera gratuita, un programa de seguimiento médico y actividades deportivas, todo dentro del mismo centro de trabajo. Periódicamente, un médico le toma la presión arterial a cada empleado, para evaluar el nivel de estrés laboral.
- La prioridad de los arquitectos
El grueso remate del edificio en el que se ubica el túnel de viento, obra de Renzo Piano, marcó en 1997 el lanzamiento del programa "Formula Uomo". Hoy, cada edificio del campus Ferrari es obra de un arquitecto de gran renombre (Nouvel, Wilmotte, Piano, Visconti, Fuksas). Al fondo se pueden apreciar las superficies de cristal del centro de investigación y desarrollo concebido por Massimiliano Fuksas. Este edificio ecológico propicia una excelente iluminación natural, tiene un jardín de bambú y facilita, gracias a un ingenioso método de colores, la circulación de información entre los 450 ingenieros que aquí laboran.
- A la espera de los compradores
Cuando un Ferrari sale de la línea de montaje, el jefe de sección telefonea de inmediato al propietario, quien lleva esperando a veces hasta dos años. A pesar de sus instalaciones con tecnología de punta, la fábrica de Maranello no produce más de 7,500 automóviles por año. "Un Ferrari es como una mujer bonita: hay que esperar por ella, y ella se da a desear –Esta es una frase que el ex presidente de la compañía, Montezemolo, adoraba repetir–. Al fabricar menos autos, éstos se vuelven más exclusivos".
- Dramatización de una competencia
La alineación de autos Fórmula 1 adquiridos por ricos propietarios del sector privado, consentidos por esta fábrica, es en sí una suerte de universidad para superdotados, que simboliza todo aquello que la marca le debe a la pista de carreras. Por cierto, fue durante el periodo en el que fue director deportivo de Alfa Romeo, en 1929, que Enzo creó la escudería Ferrari para preparar los Alfa Romeo que se destinarían a pilotos amateurs. Cuando, en 1947, el 125 S salió de los talleres de Maranello, la marca se convirtió oficialmente en un fabricante por derecho propio; ese mismo modelo se alzó con el triunfo, aquel mismo año, en el Gran Premio de Roma. Desde entonces, los monoplazas son un laboratorio rodante para las innovaciones tecnológicas de la casa (caja robotizada, estructura de carbono, frenos de cerámica...). Los vehículos de competencias se financian gracias a la venta de autos para las autopistas.